
Horacio Quiroga (Salta, Uruguay 1878 - Buenos Aires Argentina 1937), fue un famoso escritor conocido como uno de los mejores cuentistas de latinoamerica.
Entre sus obras se encuentran "A la deriva", "El desierto" y "El almohadón de plumas".
El almohadón de plumas, una versión a mi manera; es un cuento, que a diferencia del original (fantástico), es realista y está basado en mi experiencia al momento de leer la historia de Horacio Quiroga.
Tratando, en esta nueva versión, de darle otra visión al cuento, una visión más realista y romántica a través de un final distinto.
En este texto se cuenta la historia de un matrimonio recién casado, que se ve repentinamente afectado por la muerte de uno de los personajes.
Jordán, era un hombre de gran estatura, frío, severo e impasible amaba profundamente a su esposa, Alicia.
Alicia, en cambio, era una rubia angelical y tímida, amaba a su esposo, sin embargo el frío carácter de este no le permitía demostrárselo.
Al poco tiempo de casados Alicia se enferma. Comienza bajando de peso y luego con un ligero ataque de influenza que nunca desapareció. Su cuerpo estaba exhausto. Jordán hacía todo lo humanamente posible para descubrir que le pasaba, y como nunca antes lo había hecho, le demostró un poco de su cariño a su esposa, quien no resistió y rompió en sollozos. Desde esa tarde, no pudo levantarse más. Al día siguiente amaneció desmayada y Jordán mandó a llamar a su médico para que la revisara. Este le ordenó calma y descanso absoluto.
Desde entonces Alicia vivía en el cuarto y con el pasar de los días su estado empeoró. Mientras tanto, Jordán estaba desesperado por encontrar alguna solución. De vez en cuando la visitaba y la veía recostada en la cama, cada vez peor. Había comenzado a tener alucinaciones, que con el tiempo se fueron haciendo más y más frecuentes. La atemorizaban, sobretodo por las noches.
Llegando al final ya sólo podía mover la cabeza, y la visita de los médicos era inútil.
Los días se hacían eternos, cada mañana despertaba casi en síncopes, pero su enfermedad no avanzaba. Y sí fueron sus últimas semanas de vida, hasta que una noche murió.
A la mañana siguiente, cuando la sirvienta entró al cuarto, descubrió en la funda de la almohada, manchas que parecían sangre. En ese momento llamó a Jordán para mostrárselas, y este sólo le pidió que la botara.
La noche anterior, Jordán había liberado a Alicia de su sufrimiento, declarándole por primera y única vez su amor eterno.
L.A